viernes, 27 de julio de 2012

Una historia en tres aspectos.

Estaba encerrado entre las corazas de su alma,
hechas de acero y titanio,
una aleación impenetrable,
refugiado del viento,
de ese efímero suspiro doloroso,
una inspiración de vida,
una exhalación de muerte.

Era esa noche de luna partida,
una sonrisa a media cara que lo miraba desde el cielo
y dividió su ser.
Así, apareció primero el aspecto de la soledad,
lo tomó del brazo y lo sacó de su capullo,
le dijo que ya había tenido suficiente silencio.

Salio entonces, él hacia el sonido.
Allí las heridas se hacían más profundas,
y el alma desnuda buscaba neurótica
alguien que pudiera servirle de ropa.
Una fusión que cerrara todo de nuevo,
en sólo un silencio más.
Así, apareció segundo el aspecto de la adicción,
que lo tomó del brazo y lo sacó de su capullo,
le insistió, le dijo que ya era suficiente silencio.

Otra vez afuera,
desde la siniestra sonrisa de la luna
gotean sus babas,
su mandíbula atorada entre un abrir y un cerrarse
que nunca se define,
una mogólica figura,
la mirada dispersa de las estrellas.
Así, apareció tercero el aspecto del día,
que lo tomó del brazo y lo sacó de su capullo,
le dijo que ya había tenido suficiente silencio.

Una hora después de la más oscura,
él duerme, y su alma unida florece,
mientras el viento estremece sus pétalos.

1 comentario:

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