lunes, 27 de julio de 2009

Capullo

Un brote
y las raíces que penetran la tierra.

Un tallo y sus hojas.
-No importa-

Dos capullos
se enredan mientras florecen.
Dos capullos
enredados
florecen.

Los capullos
los,
los capullos
se enredan.
-Me abrazo la cabeza-

El tallo y sus hojas,
no importa.

Dos capullos
crecen, florecen enredados
mientras,
mientras mientras,
penetran la tierra.

martes, 14 de julio de 2009

Sobre las rotas burbujas

- ¡Espere señora! Espere un poco. -
- Salí, flaco. -. Dijo mientras una esfera de cristal que había arrojado se estrolaba contra la pared.
- Señora, dejeme explicarle un poco. -
La mujer, una anciana de larga cabellera canosa, estaba resguardada por un fortín de bolas de cristal. Cada una contenía un elemento diferente en su interior. La que acababa de tirar, ahora hecha pedazos, dejó en libertad a un pequeño caballo de madera. Apenas su figura equina tocó el piso, algun mecanismo interior se puso en funcionamiento y salió al galope por todo el cuarto.
La vieja tomó otra esfera y la tiró con fuerza hacia el hombre.
- ¡Salí pelotudo! -
El hombre esquivó la bala resplandeciente.
- Señora, solo le pido un segundo -.
Un centenar de vidrios salieron desplegados y una calecita en miniatura cayó y comenzó a girar, emitiendo una melodia infantil que, bajo este contexto, sonaba oscura, tenebrosa y perturbadora.
- ¿Me pedís un segundo? Todos quieren segundos ahora, ¿eh? ¿No te alcanzaban los tuyos que tenes que andar pidiendo por ahí? -.
Tiró otra bola y continuó.
- ¿Que pasó? ¿Los gastaste todos? -.
El hombre se tapó la cabeza con los brazos.
- Calmese un poco, por favor. -
De la bola surgió una pequeña guerrera amazona que empezó a dispararle con un arco y flecha a los piés. El señor bailó para esquivar los pequeños dardos.
- Bueno señora, me cansé -.
- ¡No te vallas! -. Dijo ella mientras el hombre salía del cuarto. Se levantó desesperada, rompiendo su fortín y activando un sinfin de maquinaria y mecanismos que llenaron el cuarto de alegría, nostalgia... y un poco de olvido.